¿Qué es Cèl·lula Roja?

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Cèl·lula Roja es un colectivo marxista-leninista que se organiza en Valencia para hacer todo aquello que sea necesario para el proceso planificado de reconstitución ideológica y política del comunismo, y superar lo antes posible la actual situación de disgregación y dispersión organizativa del Movimiento de Reconstitución, mediante la articulación del referente de la vanguardia marxista-leninista en el Estado español, como paso necesario pero no suficiente hacia la reconstitución del Partido Comunista.

Nuestro objetivo: la reconstitución del comunismo

Nuestro fin es el comunismo, la sociedad sin clases, adonde sólo podemos llegar a través de la destrucción revolucionaria y superadora del capitalismo por el proletariado constituido como Partido Comunista (en fusión dialéctica objetiva de la vanguardia revolucionaria con las amplias masas), como clase revolucionaria que, dirigiéndose desde su cosmovisión, ejerza la dictadura del proletariado mediante la Guerra Popular como línea militar universal.

Actualmente, el capitalismo, en su última y decadente fase imperialista, sigue conduciendo a la humanidad hacia el borde del abismo, con su inevitable tendencia a acrecentar la explotación de las masas oprimidas, a las guerras de rapiña y a devastar planeta. Sin embargo, durante todo un ciclo de revoluciones proletarias como materia (el ciclo de Octubre), el movimiento comunista no ha tirado el sistema capitalista al vertedero de la historia, no por causa de enemigos externos o viles traiciones, sino por sus propias limitaciones paradigmáticas, que han supuesto la hegemonización de la ideología de vanguardia por su reverso reaccionario, el revisionismo, la expresión de la ideología burguesa en su seno. Esta es la causa (y la consecuencia) de la patente derrota del ciclo de Octubre, con la que nuestra ideología ha perdido la posición de vanguardia, lo que supone que el proletariado haya dejado de actuar como sujeto revolucionario, si bien sigue siendo la única clase social que puede transformarse en clase verdaderamente revolucionaria, negando sus intereses particulares en el marco del capitalismo. Todo esto confirma que la lucha de clases continúa desarrollándose.

¿Pero por qué la contrarrevolución nos ha derrotado? ¿Y cómo podemos rehacernos y ganar la libertad?

La contrarrevolución sólo nos puede haber derrotado debido a la ley del mundo objetivo y del pensamiento por la que las contradicciones externas actúan a través de las internas: la burguesía sólo puede luchar contra el proletariado revolucionario a través de sus limitaciones internas, desde la ideología marxista–leninista, en la lucha de clases, es decir, a través del revisionismo. Algunas de estas limitaciones con respecto a los principios son comunes a todo el pasado ciclo, forman parte de su base ideológica común: la reducción de las relaciones sociales de producción a las formas jurídicas de propiedad; la reducción economicista de las fuerzas productivas y la concepción de la primacía de su desarrollo; el déficit dialéctico; etc. Así pues, no es tan simple como una serie de errores: La imposición práctica de la contrarrevolución sobre todas las concreciones internacionales de la praxis revolucionaria del ciclo de Octubre implica el fracaso teórico de su paradigma común, dado que teoría y práctica no se pueden disociar, tampoco históricamente.

En coherencia con lo que hemos explicado, los comunistas debemos actuar para reconstituir ese mismo sujeto revolucionario, superando sus limitaciones internas, como la falca roja que abre el camino revolucionario contra la hegemonía reaccionaria; debemos asumir la responsabilidad histórica de iniciar un nuevo ciclo revolucionario, reconstituyendo el Partido Comunista desde una base ideológica y un paradigma superiores: debemos realizar la reconstitución ideológica del comunismo, que consiste en recuperar la hegemonía del marxismo–leninismo en el seno de la vanguardia, resolviendo desde la teoría –expresada políticamente– los problemas concretos de la acción práctica de la reconstitución y de la revolución, construyendo en la práctica los medios políticos adecuados para efectuar esas resoluciones superadoras –y por que la vanguardia las asuma profundamente–, y articulándolas como cosmovisión en desarrollo. El contenido de esas resoluciones, lo concretamos en torno al balance (síntesis teórica, con los principios y el método del materialismo histórico) de la práctica social histórica de la lucha de clases, especialmente de la praxis revolucionaria del ciclo de Octubre como conjunto integral, a fin de superar sus limitaciones y aprender de su desarrollo superior –con el fin que ya hemos indicado, de abrir un nuevo ciclo revolucionario–, teniendo en cuenta que el ciclo de Octubre lo inició la revolución bolchevique, pero que el punto más alto al que llegó fue la revolución china, que es donde el factor de la conciencia tuvo el mayor peso sobre el factor espontáneo. Además, debemos sintetizar la praxis revolucionaria histórica con los progesos de la ciencia, ya que la cosmovisión debe servir para revolucionar la realidad como conjunto; no puede ser una mera doctrina política.

Actividad y métodos actuales

La labor práctica de reconstitución ideológico-política consiste en el proceso de revolucionar los círculos de vanguardia desde la conciencia (logrando en ella la hegemonía) para transformar así a nosotros mismos, estudiando cada paso que damos desde una perspectiva estratégica de conjunto (táctica–plan única que vincula las necesidades históricas con las necesidades políticas concretas, y con la que se vincula toda tarea que realizamos), capacitándonos para dar pasos superiores al transformar la vanguardia para elevarla a la posición marxista-leninista, y permitir que pase a regirse por el plan colectivo. Para adquirir y desarrollar esa perspectiva colectivamente, todos los militantes de Cèl·lula Roja, siguiendo el plan, nos esforzamos en educarnos (ideológicamente sobre todo, pero también políticamente) activamente día a día como cuadros marxista-leninistas en el balance de la práctica social histórica de la lucha de clases: cada individuo debe hacer aportaciones cualitativas al colectivo, mediante la lucha de dos líneas (de la línea revolucionaria contra la revisionista), mientras se esfuerza en asumir la cosmovisión en desarrollo del colectivo de la manera más completa e integral posible. Es la vinculación colectiva con las necesidades prácticas concretas del avance del plan de reconstitución lo que dota a esta educación de contenido práctico, y garantiza que sirva para la revolución: teoría y práctica se transforman mutuamente como dos aspectos de un mismo proceso, en el que el aspecto principal es el teórico en el momento actual, es decir, lo principal (no lo único) ahora es que la práctica impulse el avance de la teoría; nos oponemos así tanto al practicismo como el teoricismo. Para definir el contenido concreto de este plan de acción, partiendo de la cosmovisión que vamos obteniendo con el balance del ciclo de Octubre, nos atenemos al marco político y social en que el objeto de nuestra actividad (la vanguardia) está inmerso: la situación concreta de la lucha de clases en el Estado español. Atendiendo, pues, la crisis política actual del Estado español, y teniendo en cuenta el debilitamiento que conlleva sobre los vínculos entre las diversas fracciones que componen el bloque de dominación de clase, centramos ahora el plan para la reconstitución –y el balance, la lucha de dos líneas, la línea de masas y la propaganda y agitación que se vinculen– en las cuestiones que más entroncan con la coyuntura política actual, a fin de que nuestra actividad tenga efecto práctico transformador. De este modo, incluso el plan de formación, así como la redacción y publicación de cualquier documento, insertados en nuestro plan colectivo, deben obedecer a la vinculación entre las necesidades históricas y las necesidades políticas concretas. No se trata, pues, de una formación académica (conocer por conocer), sino que la orientamos al trabajo planificado para reconstituir la ideología y construir la vanguardia (conocemos transformando y para transformar), hacia la reconstitución del Partido Comunista y hasta el comunismo:

Tal y como exigió Lenin, para poder dar el primer paso hacia el triunfo, debemos conquistar ideológicamente la vanguardia, distinguiéndola cualitativamente en círculos con diferente proximidad al marxismo–leninismo. La vanguardia es aquel sector de la clase proletaria que, por su conciencia y actividad política y organizativa consiguiente, está objetivamente más avanzado desde la perspectiva de las necesidades de la revolución y, por tanto, se plantea problemáticas específicas que el resto de la clase todavía no se puede plantear en el momento político que vivimos: sólo se las puede plantear a través de su vanguardia, la cual tampoco puede autoemanciparse luchando sola, sino que sólo el proletariado revolucionario como conjunto integral puede hacerlo. La vanguardia es el sector que debemos transformar en nuestro trabajo actualmente, en la etapa de reconstitución del Partido Comunista, para poder revolucionar las amplias masas una vez la hayamos reconstituido. Para poder transformar a cada círculo, los problemas que se plantea deben corresponderse con los que ya hemos resuelto o que estamos tratando en torno al balance, para poder aprender de dicho círculo: superar sus planteamientos incluyendo lo que tienen de aportación (síntesis). Y para aprender a tratar problemas que aún no estamos facultados para tratar, debemos transformar los círculos de vanguardia desde los más estrechos y cercanos (que se plantean los problemas superiores sobre la dirección consciente de la revolución) hacia los más amplios y lejanos (nacionalistas, anarquistas, feministas, posmodernos…): construcción planificada concéntrica. Por esta razón, en la fase actual, esos círculos de vanguardia que tenemos la necesidad y la posibilidad de transformar, son aquellos que se hacen preguntas sobre cómo podemos superar revolucionariamente el capitalismo e idean respuestas con profundas implicaciones teóricas al resto de la clase; y, secundariamente, podemos transformar también algunos individuos de la vanguardia que no se plantean esos problemas, atendiendo de manera personalizada sus inquietudes subjetivas particulares. A medida que hayamos logrado la hegemonía en los primeros, la tarea de revolucionar los segundos será más importante hasta ser la principal. Para realizar este plan de reconstitución, a medida que avanzamos en el balance, debemos construir políticamente un sistema de relaciones con esos círculos e individuos que dé repercusión práctica a nuestro trabajo, y siempre principalmente mediante la lucha (la lucha de dos líneas, la lucha ideológica con medios políticos, con su correlato de hegemonización), hasta el logro de una unidad superior a la anterior, pero siempre en torno a los principios, en la que continúa la lucha. Sólo podemos construir vínculos organizativos en base a vínculos ideológicos firmes, y mediante instrumentos políticos que construimos para luchar para que círculos cada vez más amplios asan de modo crítico los planes y las resoluciones que planteamos desde nuestra propia iniciativa consciente (desde el balance del ciclo de Octubre), mientras nosotros ejercemos la negación de la negación de sus bases ideológicas, e integramos las aportacions que extraemos para elevarnos mutuamente en torno a la ideología proletaria. Además, debemos utilizar los recursos tácticos inteligentemente en la lucha por los principios, con alianzas tácticas si son necesarias para desarrollar la lucha. Y tenemos que mantener la perspectiva estratégica independiente del objetivo final, en lugar de la perspectiva del instrumento táctico que estemos utilizando en cada momento: La flexibilidad táctica no es otra cosa que el reverso dialéctico de la firmeza en los principios. Debemos tener en cuenta que esos círculos e individuos se encuentran a menudo en movimientos espontáneos parciales, donde tenemos presencia como tarea secundaria para construir dicho sistema de relaciones, mediante actividades formativas, etc. Asimismo, es fundamental desenmascarar a los «comunistas» oportunistas que crean ilusiones vanas en la mera acción de resistencia sin planificación consciente, para que no hagamos otra cosa que defendernos de los efectos del imperialismo sin salir de su marco, sin que podamos saltar al marco de la revolución que lo niegue como totalidad, para lo cual requerimos el Partido Comunista.

Y con respecto a quienes no podemos revolucionar todavía desde la conciencia, nos dirigimos a éstos con propaganda y agitación con contenido concreto y estudiado de acuerdo con el plan, con el fin de construir espacios de opinión pública, como tarea de menor importancia para prepararlos para asumir el marxismo–leninismo.

En resumen, el plan de acción de Cèl·lula Roja nos conduce a disolverla y formar otras estructuras superiores en el camino hacia la reconstitución del Partido Comunista. Somos, por tanto, conscientes de la naturaleza transitoria de nuestro sistema de trabajo y de la estructura con la que la organizamos. Se trata, pues, de comprender, a partir del balance del ciclo de Octubre, la situación concreta en la que nos encontramos y sus tendencias contradictorias de desarrollo para planificar la línea táctica con que la transformamos hacia el objetivo estratégico, teniendo en cuenta que el contenido de la táctica y las herramientas de las que nos dotamos deberán variar, de acuerdo con el plan, a medida que avancemos. La articulación del referente de la vanguardia marxista-leninista en todo el Estado español es un primer paso en esta dirección.

 

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Una resposta a ¿Qué es Cèl·lula Roja?

  1. cellularoja ha dit:

    Actualizado el 21/05/2015.

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